viernes, 5 de agosto de 2011

Debería haber pedido una hamburguesa

Hoy fui hacer el tramite del nuevo DNI a San Martín. Cuando llegué me dieron un número y me sugirieron que vuelva en dos horas. Aproveché para hacer una de las cosas que más me gusta: comer.
Entré a un restaurante, vi las ofertas de los menúes (con esas imágenes engañosas) y después de tardar en elegir, me decidí. “Dame unos ñoquis con salsa rosa” GRAN ERROR: NO ESCUCHAR MI VOZ INTERIOR. Jamás pido ñoquis en ningún lugar a menos que sea en una casa de pastas caseras o algo así. Pero esta vez no se que me paso, no me hice caso.
La gran desilusión fue cuando probé el plato… y ni hablar de la pinta que tenía. Para empezar, la salsa no era “rosa” era beige. La consistencia de los ñoquis era insulsa, una especie de puré de papas pretendiendo ser ñoquis reales. Mientras más queso rayado le agregaba, mas vomitivo se volvía. No podía presentar batalla ante tal situación. Me di por rendida, ni la sal ni el pan (que por cierto era lo único rico) podían ayudarme esta vez. Jugué un poco con esos bastardos, como si al menos eso fuera a quitarle el asqueroso gusto y aroma, hasta que mi buen acompañante se compadeció de mi (y de mi cara de disgusto) y me lo cambió por su plato: wok de fideos con verduras, tomates y aceitunas negras. Ese no era el plan pero lo comí con culpa y con bronca.
¿Cómo pueden estos restaurantes engañar de esta manera a la gente? y aun así, permanecer abiertos y vendiendo!
Creo que esta vez el tramite fue más placentero que la comida.


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