martes, 4 de septiembre de 2012

Indiferencia colectiva

El tema que abordaré hoy no es un descubrimiento propio lo sé, pero es que ultimamente lo he notado mas seguido, y quiero plasmarlo acá.
No sé si esta distinción sea porque estoy más susceptible o porque ya es demasiado evidente pero las relaciones personales cada vez suelen darse de una manera menos personal. Valga la redundancia. Hasta me animo a decir que la consecuencia -o la causa a veces- es la falta de respeto.
A ver, voy a ser más clara. Antes, hace poco tiempo, yo necesitaba hacer un reclamo y me dirigía a un lugar donde me atendían y al menos me daban una respuesta (satisfactoria o no) que me dejaba al menos tranquila. Actualmente pareciera que a nadie le interesa dar algún tipo de respuesta, o mejor dicho, nadie se hace cargo de ninguna responsabilidad. Todo está tan impersonal, tan terciarizado que solamente están repitiendo discursos que no ayudan en absoluto. No puedo simplemente aceptar pasivamente que una maquina atienda mi consulta, o que un agente con un cassette repita contestaciones que no cooperan en la resolución de un percance. Pero tragicamente no es sólo esto lo que nos está pasando, sino que cuando tenemos a una persona frente a nosotros ocurre algo igualmente despreciable: la falta de respeto.
La semana pasada tuve un día libre -en el cuál suelo estar de dos estados de animos muy contrarios, felicidad y tristeza- entonces fui al médico como ya había pactado con la recepcionista hacía una semana atrás. Llegué a la clínica a horario y veia como los médicos llamaban a otros pacientes y nunca me tocaba a mí. Me quedé estupidizada con la televisión me da vergüenza decir el programa que estaba viendo y eso hizo que no me diera cuenta de todo el tiempo que había pasado. Una hora después me acerco a la recepcionista y le pregunto si faltaba mucho para que el bendito doctor me atendiera, y luego de dos minutos, me llama este tipo. Cuando entro al consultorio parece que él necesitó anticiparse a mi cuestionamiento y me dijo "te pido disculpas por la espera pero es que estaba haciendo un reclamo a mi prestadora del servicio de mi celular porque tuve un dilema que no me están pudiendo resolver..." bla bla bla.
En ese instante sentí una mezcla de sentimientos, que creo que fueron tantos que podría decir que pasaron por mi cuerpo varias sensaciones en milésimas de segundos. Finalmente todo ese caudal de energías mezcladas, desembocaron en un labio inferior mordido con propósito de tragar el llanto. No podía hacer menos. No queria bajo ninguna manera que este chanta descubriera mi lado débil del día. ¡Es que me molesta tanto que jueguen con mi tiempo! detesto que los insensatos no tengan consideración por el tiempo ajeno. Las lágrimas no eran de tristeza, sino de impotencia. Solamente quería irme de ahí. El tiempo es lo más importante. Quizás en otro día, me hubiera sentido furiosa y le hubiese dicho de todo pero ése no era el día.
Paradójicamente termino casi donde empecé. Está bien que se ocupe de hacer sus reclamos o lo que sea, pero claramente no era ni el momento ni el lugar.
Ahora en frío pienso que todos sufrimos el ninguneo de las corporaciones, aun así no lo compadezco.




  



 

3 comentarios:

  1. Y si, así funciona, como la compañía de teléfonos me jode a mi, yo tengo que joder a alguien mas... algo así como una cadena de desfavores...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que en realidad, como a nadie le importa no se preocupan por brindar una solución. Por eso dicen solo lo que están acostumbrados a decir. Como una grabación.

      Eliminar